Yo adivino el parpadeo de las luces que a lo lejos, van marcando mi retorno. Son las mismas que alumbraron, con sus pálidos reflejos, hondas horas de dolor. Y aunque no quise el regreso, siempre se vuelve al primer amor. La quieta calle donde el eco dijo: "Tuya es su vida, tuyo es su querer", bajo el burlón mirar de las estrellas que con indiferencia hoy me ven volver.
Volver, con la frente marchita, las nieves del tiempo platearon mi sien. Sentir, que es un soplo la vida, que veinte años no es nada, que febril la mirada
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Volver con la frente marchita las nieves del tiempo platearon mi sien. Sentir que es un soplo la vida, que veinte años no es nada que febril la mirada errante en las sombras te busca y te nombra. Vivir con el alma aferrada, a un dulce recuerdo que lloro otra vez.