Mi libro de otoño, mi libro de otoño transita el silencio de algún pensamiento cuando estoy conmigo bebido de tiempo y en el horizonte frontal del espejo rebota la frente de mis años viejos y mis años nuevos, y el prólogo eterno, inconcluso y cierto suspende un momento la letra redonda y transita el sueño de páginas hondas crecidas de anhelos, estíos y cierzos.
Es una paloma de papel cuaderno mi libro de otoño, callado y austero.
Mi libro de otoño marca mi destierro de las arrogancias de todo lo incierto, de las falsedades, de los desalientos, de la muerte oscura de quien roba cielos sin ver que de abajo se aprecia el lucero.
Mi libro de otoño es hermoso y lento; historias humildes, aves sin encierro, dolores que pasan sin odas ni premios, sin odios marrones que opacan el cedro de los que se alejan epílogo adentro.
Mi libro de otoño transita el silencio de mi pensamiento cuando estoy conmigo bebido de tiempo.
Quiero que lo leas, no es simple, lo entiendo, te dará en la cara todo el sol de enero lastimado el aire, penderá en rocío para que tus ojos brillen al leerlo.
Mi libro de otoño, todo lo que tengo, humilde paloma de papel cuaderno, callado y austero.
Tiene una carilla con un punto al centro; la dejé ex profeso para que tu mano, o quizá tu beso le escriba las letras de todo mi tiempo.
Mi libro de otoño, mi libro de otoño cerrará con eso.