Hace cinco días, loco de contento, vivo en movimiento como un carrusel. ¡Ella, que esperaba amurarme el uno, justo el treinta y uno, yo la madrugué! Me contó un vecino que la inglesa loca, cuando vió la pieza sin un alfiler, se morfó la soga de colgar la ropa, que fue en el apuro lo que me olvidé.
(Recitado) ¡Si se ahorca no me paga las que yo pasé!
Era un mono loco que encontré en un árbol una noche de hambre que me vió pasar. Me tiró un coquito y yo, que soy chicato, me ensarté al oscuro y la llevé al bulín. Sé que entré a la pieza y encendí la vela... Sé que me dí vuelta para verla bien... ¡Era tan fulera que la ví y dí un grito! Lo demás fue un sueño; yo me desmayé...
La aguanté de pena casi cuatro meses, entre la cachada de todo el café. Le tiraban nueces mientras me gritaban: -¡Ahí va Sarrasani con el chimpancé...! Gracias a que el Zurdo, que es tipo derecho, le regó el helecho cuando se iba a al zar, y la redoblona de amurarme el uno, ¡Justo el treinta y uno se la fui a cortar!