Ya sé que me has olvidado. Ya sé que te fuiste lejos. Ya sé que con mis consejos no te voy a enderezar. Ya sé que no hay más destino que abrir todas las tranqueras y galopar campo afuera para poder olvidar.
Ya ves, me han dejado triste tus ojos engañadores. Ya ves, coseché dolores al arar tu soledad. No sé si al verme tan lejos tendrás arrepentimientos. No sé... pero lo presiento que al fin me vas a llorar.
Cuando palpité tu olvido, cuando vi que estabas ida quise amarrarte a mi vida con un tiento de ilusión. Y al comprender que eras otra, que no eras mi compañera, busqué rumbear campo afuera para engañar el amor.
No quiero alardear de fuerte ¡diciendo que te he olvidado! Sé que estarás a mi lado caliente como un rencor. Pero si existe el castigo de recordar lo pasado, ese castigo obligado lo sufriremos los dos.