El riesgo de colisión planea en mi mente, es evidente la razón, Es mi única condición, jugarme a cada instante, este presente embriagador...
A contra reloj, voy... A pleno pulmón doy...
Deja que el destino sea quien, por ti decida. Nunca se me han dado nada bien, las despedidas.
Sin identificación, en clave intermitente, desafiante y turbador. Soy la mínima expresión, de un mundo delirante, con talante embaucador.
Deja que el destino sea quien, por ti decida. Nunca se me han dado nada bien, las despedidas.
De bilis negra, está hecha la materia que envenena. A tumba abierta, como el furor que corre hoy por nuestras venas.
No digas nada, es mejor, tan solo activa el motor, pues tras la tormenta, suele salir el sol. No dejes que sea yo, el ángel exterminador, que en cada contienda, se lleva lo peor.
Rectifica mi ausencia, la tarada tendencia, que nos hace vivir en un error. Dale alma y cuerda a tu corazón, cuando no pueda yo.