Mi pecho se halla de luto por la muerte del amor. En los jardines cultivan las flores de la traición. Oro cobra l’hortelano que va sembrando rencor, por eso llorando estoy.
Los pajarillos no cantan, no tienen dónde anidar; ya les cortaron las ramas donde solían cantar. Después cortarán el tronco y pondrán en su lugar una letrina y un bar.
El niño me causa espanto, ya no es aquel querubí: ayer jugaba a la ronda, hoy juega con un fusil. No hay ninguna diferencia entre niño y alguacil, soldados y polvorín.
¿Adónde está la alegría del Calicanto de ayer? Se dice que un presidente lo recorría de a pie. No había ningún abismo entre el pueblo y su merced; el de hoy, no sé quién es.
Santiago del ochocientos, para poderte mirar tendré que ver los apuntes del Archivo Nacional. Te derrumbaron el cuerpo y tu alma salió a rodar. Santiago, penando estás.